LLAGADO EN LA ABSTINENCIA

Hoy he escrito dos versos
que no eran para ti; pero deja eso,
me cuestiono la certidumbre de tenerte,
pues no hallo los lazos que se urdían dentro de mí.

Como siempre,
había estado confabulando obseso tu llegada,
arropado en el consuelo de tus piernas largas,
jugando en los contornos de la almohada,
Como siempre...

Es un aguijón de veneno estimulante en el pecho,
esta espera de verte tan cerca sin poseerte,
el embeleso es una dispensa al estado de conciencia,
que a mí has vuelto un predador rebelde.

Dame la infusión de tu antídoto,
cúrame de los besos de otra arpía,
con una líquida emulsión de jugos varios
en la contradicción de los adioses obtenidos,
y sáname en rúbrica ficción del horroroso olvido.

De borrarte en el contorno ubicuo del pasado,
me han quedado convulsiones, derrumbes y derrames;
desbordamientos, abismos y ufanas llanuras,
ósculos ajenos y referencias sicalípticas.

Me ha costado abandonarme al estrépito del limbo,
donde se diluyen tus ansiados besos;
sólo viajas por el cúmulo de estrellas,
donde tu negativa es un castigo
y tus caricias como antes no se explayan;
mientras llagado en la abstinencia,
de ti me vuelvo adicto.

PIENSO EN TI

Pienso en ti al cruzar una avenida;
al caminar por la derecha de la acera;
al voltear a todos lados, buscando una señal
que manifieste tu presencia.

Al despertar con una hora menos,
al acordarme de mis sueños proyectados en el techo,
pienso en ti al pensar mirando el cielo,
y al descansar, después de tantos pasos alargados,
en la oquedad me quedo acalambrado,
mientras yo te pienso.

Pienso en ti cuando la luna llena
se abre paso en tus recuerdos,
cuando su influjo nos emplaza, taciturnos,
en su necedad de contornos manifiestos.

Pienso en ti al escuchar la música solaz
que da la pauta para proponer con estas teclas,
un laberinto inimaginado;
pienso en el paradigma de tu nombre soslayado
ramillete de dalias negras
en un paraíso distante y arrinconado.

Unívoca, incontenible, reminiscente,
la visión de ti es dolorosamente abarcadora,
ni superficial ni fragmentaria,
simplemente osada y rumorosa

En el desdén de tus respuestas improntas,
crece mi alivio de pensarte tanto,
y en un menguante impulso temerario,
dejas de saberme lejos; sugerencia entre los labios,
extrañeza que no repara ni un segundo,
en buscarte diáfana, sin encontrarte,
en el cruce de todas las miradas.

MI MAYOR DELIRIO

¿Alguna vez has pensado lo que sería de ti y de mí

si no existieran las palabras?

Tú, que eres diosa que apenas roza

la condena de no saberte mía.

Aunque te siga invocando con palabras que gritan mi agonía,

aún perduras en la memoria que sólo abarca el desfile

de tu envidiable hermosura, eres tierra de goce, libertad perdida

y duermes entera en el relieve de mis brazos que te acarician.

Eres centella que cruza mis cielos despoblados,

duermes en vela con un ayer en la punta de la lengua;

quieres vencer con un amén, la moción de un destino desolado,

y yo tengo sed del aguamiel que se abre paso entre tus labios.

Aunque no sé si esté bien que tú y yo volvamos a encontrarnos,

mide estas palabras con la intuición de todos tus sentidos,

y sin más dame una respuesta franca que alunice en mis latidos,

que persiste en mí la debilidad incipiente para que seas mi vicio.

Tanto temo repetir lo mismo, tanto es el miedo a caer en el anzuelo,

de creer ingenuamente que podemos ser buenos amigos;

yo sólo reitero lo que bien recuerdo; tu fuiste mi mayor delirio.

AUNQUE AUSENTE DE MI

Estoy escribiéndote todavía
y sólo tengo en la mente tu ausencia
y en mi corazón ese enorme dolor,
síntoma inequívoco de tu lejanía.

Mi testaruda pluma no puede escribir
sin que se escapen varias lágrimas
y tracen el poema de mis deseos
en la húmeda página de las mejillas.

Si no fuera por la distancia que nos separa,
te visitaría entre los pliegues de la noche,
besaría con vehemencia tus labios rojos
y de la cintura al cuello, arrebataría tu talle.

Aunque ausente de mí, sigues estando conmigo:
mis manos y mis ojos no te tienen,
y el alma se rehúsa irremediablemente,
a dejarte salir del corazón por completo.

AUSTERA SOLEDAD EN LLAMAS

Austera soledad en llamas
que da su brazo a torcer;
promiscua inspiración nocturna,
frágil gesto de insinuación en mi ser.

En el éxtasis de pletórica lujuria,
resuena un vals cargado de introspección,
se expande con caricias el haz de luz oscura,
y de una laguna de brisas brota la ensoñación.

Varado sin remedio en un mismo sitio,
pugno en las calles la abrupta liberación,
canto fúnebre cuyo rítmico destino,
emerge de la insomne devoción.

Austera soledad en llamas,
Poesía especular late en aliento desahuciado,
se sostiene en la orilla fatídica de la palabras
y asoma en ella un árido crepúsculo desamparado.

APASIONADOS Y PERPETUOS BESOS

Instalado en la insoportable levedad del ser,

en el ir y venir de los momentos fatuos,

llega el recuerdo imborrable de tus devaneos,

a los que se rinden mis seductores intentos.

Se abre ante mí el goce de saberte mía,

pero te rebelas en calidad de cómplice disgustada;

y te apartas de mis deseos rezagados,

en la cercanía de las sábanas que nos resguardan

Luego volvemos los ánimos

hacia la dosis perfecta que nos salva de la indiferencia

y retornamos a la imagen preñada de esperanzas,

al nicho interno donde habita la amorosa llama

Nos vamos acompañados de la mano,

siendo uno en esa misma magia...

juntos por ese lazo invisible que se antepone

al cúmulo de lejanías y respuestas hurañas.

Atados en el aforismo dialéctico

de sabernos implicados en esa ilusión quimérica,

decrece la justa expectativa

situada en el inclemente rigor del padre tiempo-

-que al final resolvemos en una gustosa espera,

en un compás de paciencia

donde se demora la entrega ritual

de nuestros cuerpos sedientos.

Dándole el significado precioso de lo entrañable

para degustarnos como el vino

que se añeja por la tardanza

y se vuelve aún más exquisito.

Soñándonos con los hombros desnudos

y con el pecho enhiesto;

amándonos desde el pensamiento certero

de vernos reunidos en la tierra de las contemplaciones manifiestas.

Destinados a presenciar el encuentro

de nuestras soledades que se reúnen en el universo paralelo

donde no existe el silencio:

donde sólo habitan nuestros apasionados y perpetuos besos.

NOS ENTREGAMOS

El amor renace al desnudo

con la proximidad de las almas;

como espíritus anónimos del mundo

que se intuyen desde la nada.

Sentir el palpitar de un cuerpo

es delirio y puerta de entrada

que se niega a perecer de nuevo

entre desdichas malhumoradas.

Nos entregamos al suplicio que incita,

y es entonces que al mismo tiempo

confluimos en una suerte de caricias

donde mueren la ausencia y el silencio.

EL DELICIOSO CÁLIZ

s

He sentido llegar hasta mí

el delicioso cáliz de tus besos,

azotado por el ansia

y con los labios entreabiertos.

Colmados de la dicha

de sentirse plenos,

nuestros corazones permanecen

en un pacífico cautiverio

Cuando un dejo de ausencia

ensancha el horizonte,

una línea tenue y fugaz
nos separa en un distante instante.

Pero iluminado

por la gracia de tu roce,

se enardecen las ideas de polvo enamorado

que impregnan nuestras cálidas noches.

ESTOY AQUÍ

Estoy aquí,

escuchando algo de música

y tu recuerdo brota

de mis ensoñaciones.

En una situación imposible,

entre devaneos comienzo a sentir

tu presencia, evoco tu cuerpo,

y sigo en mis contemplaciones

dialogando contigo,

desde mis adentros.

Ayer soñé contigo,

pero ahora mismo no lo recuerdo;

eran detalles donde seguramentete

paseabas por mi entrecejo.

Yo siempre precavido

ante lo indefinido;

siempre dudando

de lo bueno y lo malo,

rayando en el escepticismo,

de no entusiasmarme demasiado

con lo que no prometía tanto,

tengo ahora todas las evidencias

para dejar las inseguridades

a un lado.

Los mejores amores

no son los que se tejen de lejos,

pero también suceden

y son llevaderos

Por eso estoy aquí,

aunque otras sean tus coordenadas,

y el dios Eros aún no me conceda

el favor de ofrendarte

a mis porfiadas exigencias.

ECO DE UN PALPITAR

Me gusta amanecer pensando que me quieres;
me gusta abrir los ojos

sintiendo que me llevas en el pensamiento.

Abro mis ventanas a la brisa matinal de tu esperanza,

al vigor innato de esta pasión

que restablece mis quebrantos.

Miro el horizonte lejano,

esa larga línea matizada del azul profundo de los mares,

y pareciera que te encuentras fuera de mi alcance.

Busco en mis adentros la razón más genuina

para darle cabida a este sentimiento

que consume mis lamentos.

El eco de un palpitar resuena en mi pecho;

son tus palabras

que me dicen te quiero.