domingo, 10 de junio de 2007

AUNQUE AUSENTE DE MI

Estoy escribiéndote todavía
y sólo tengo en la mente tu ausencia
y en mi corazón ese enorme dolor,
síntoma inequívoco de tu lejanía.

Mi testaruda pluma no puede escribir
sin que se escapen varias lágrimas
y tracen el poema de mis deseos
en la húmeda página de las mejillas.

Si no fuera por la distancia que nos separa,
te visitaría entre los pliegues de la noche,
besaría con vehemencia tus labios rojos
y de la cintura al cuello, arrebataría tu talle.

Aunque ausente de mí, sigues estando conmigo:
mis manos y mis ojos no te tienen,
y el alma se rehúsa irremediablemente,
a dejarte salir del corazón por completo.


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