Vuelo más allá del aliento en el que escribo, ni la amargura de mi habitación menguante, ni la tinta desperdiciada por las calles de los bares, me sacuden de los pies el paralizante frío.
Aleteando sin conjugar las premisas del destino, llevo el apremiante don de elucubrar pegasos, mi mano izquierda los va dejando en el regazo, en la acción de verme soñando a mí mismo.
Voy del intersticio al menor brote de luciérnagas, a la luz de su plexus vibrante me vuelvo adicto, hasta irme de hocico en el mismo sitio, bajo las hamacas de sombras urdidas en las ceibas.
Recorren mis letras un caudal de feliz polifonía, se instalan hasta mis talones esquirlas de estrellas, con amorosa discreción y muda insistencia, en el sinuoso ritmo de las flores sicalípticas.
Giran al trote de mis ojos en pleno desconcierto, y en el rumor de las primeras palabras sumisas, astrales dimensiones son la obstinada guarida, del fugitivo aliento en el que escribo.
Si yo te amo en todas tus facetas, en cada roce, en cada respiro, ten en cuenta que es la inercia; sólo la inercia, inaudita fuerza de una química secreta. Si yo contigo desdoblo alas inmensas, suspiros disfrazados, miradas indiscretas, es tu fondo aunque también tu forma, lo que me hace perder el piso ahora, lo que provoca que pierda la cabeza. Y es difícil mantenerse esquivo, mostrar ante todo cierta indiferencia, pues tus palabras, tus ojos, tu sonrisa, dan comienzo, rienda suelta, a las dulces tentaciones de besar tu ombligo. Eres la manzana de la discordia, dama insomne que alguien puso en mi camino, sólo déjame rodear la estrechez de tu cintura, yo, soy un náufrago que busca olvido.
Miro tus fotos y mi mente vuela al contemplar tan bellas formas retratadas con la perfección inigualable del ojo fotográfico.
Mis ojos te toman por sorpresa para grabarte en la intensidad de las pupilas y a través de ese fragmento donde se dibujan los contornos de tu cuerpo, yo te miro.
Cada pose y cada gesto capturado por la lente de la cámara, llevan impresa la huella de tu esencia femenina.
La piel se estremece tan sólo con el deleite de la mirada contemplativa que se cuela por tus resquicios sin ningún permiso.
Entonces me recorre por dentro, un influjo desconocido, hasta dejarme con la sensación de observar a detalle los encantos de una diosa inalcanzable, convertida en la expresión portentosa de nuestra especie y su naturaleza humana.
Ruge la sinuosa encomienda de ensañarse con el silencio, se contemplan atardeceres anaranjados bajo el tálamo del viento. Y las palabras vuelan, como aves presurosas al encuentro con lo incierto.
II Con el deseo contenido en los labios, domamos a la ingrata desidia e intentamos al fin darnos, y entregarnos sin falsas premisas, tan sólo con los ojos cerrados.
Afuera del embeleso de la mirada, cruzan el solar intrépidos colibríes, y da el corazón un giro desconocido, de lo negro a lo rojo apasionado.
III El frío de la intemperie congela, pero por dentro vibramos con un calor sofocante, si unimos nuestros cuerpos que se liban hasta enamorarse.
El sudor nos perla la epidermis, desde el cuello, la espalda, la frente, y acaba condensado en zonas innombrables.
Elixir nuestro que fluye a cuentagotas, de madrugada, para impregnar con sus humores, la fugacidad de estos, los versos andantes.
Bóveda perenne de claroscuros al amanecer donde se despliega un manto de rubíes que resplandece a cuentagotas en sus playas; de su oleaje brota el aliento vital de los rumores clandestinos y por las noches asistimos al influjo sutil de las fuerzas cósmicas, mientras somos juguete de su pasión. Nos entregamos a su cause y navegamos con la parsimonia de los sentidos agudizados en el viaje interno, porque la poesía, como toda expresión humana, es creación o invención soñada.
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Egresado de la UNAM. Miembro honorario del Club de Periodistas A.C. Invitado al Segundo Encuentro Latinoamericano de Escritores. Estado de ánimo: agitación creativa. Cualidades favoritas: el ingenio y la honradez.
AHORA CONFÍA, EN EL PASADO SE QUEDARON
LOS SUEÑOS ROTOS, LAS NOCHES VACÍAS;
SÓLO EN EL PRESENTE SE PUEDEN CREAR
LA MAGIA Y LOS MILAGROS QUE ESCRIBIRÁN
EL FUTURO PARA EL QUE ESTAMOS PREPARADOS