miércoles, 21 de julio de 2010
BÁLSAMO POÉTICO
jueves, 1 de julio de 2010
martes, 11 de mayo de 2010
UN MERO VERSIFICADOR
domingo, 11 de abril de 2010
INVADIR SUS BELLOS MUSLOS
miércoles, 17 de marzo de 2010
EN EL MISMO ANHELO DE TENERNOS
pero sólo alcanzo a vislumbrar
tu figura intacta,
tu silueta inquietante
que se perfila entre mil sombras.
Mi cuerpo depende de la fidelidad
que le concede el tuyo,
de la exactitud con la que desafías
el juego de los imposibles.
La burla insolente del azar
que se desata cuando
esperamos silenciosos
la llamada del amor.
Ahí estamos los dos,
con la oportunidad ansiada
tocando a la puerta,
alejados en la distancia
pero unidos en el mismo anhelo
de tenernos el uno al otro,
buscándonos entre sueños.
sábado, 20 de febrero de 2010
CON QUÉ TERSA DULZURA
se posa curvo y recurrente el beso
para que a fuego lento empiece,
la danza cadenciosa de nuestras bocas.
Paseo mis dedos por tu piel,
dibujo el movimiento en el espacio,
hasta que me levanto del lecho
en el que me tienes resguardado.
Tejemos el amor en caricias de un ir y venir,
prodigándonos sonrisas perfumadas,
rodeados por el antojo de probarnos todo,
los ojos cerrados sienten la presencia
de una mano que sube, baja,
y se acomoda por la espalda.
Avanzamos resueltos hacia las trampas creadas,
cazamos osos con piel de leopardo,
serpientes con plumaje de cóndor;
nuestros tropiezos sobreviven a las heridas
y nos besamos retadores,
ante la envidia de los mirones venenosos.
miércoles, 20 de enero de 2010
NUESTRA HERENCIA COMO SERES HUMANOS
Brechas de miseria
y podredumbre
han dejado huella
en la cumbre de la historia.
Pero desde antaño han existido hombres,
gran honor para quien los nombre,
que indignados ante tanto genocidio
han sido vencedores de férreas ataduras.
Salvadores innatos de la humanidad
las gloriosas lágrimas de júbilo caerán,
cada vez que sean traídos
a la memoria de la colectividad.
Escudándose en la invencible pureza
de los ideales que nunca perecerán,
sus armas abrirán las conciencias
para bien o para mal,
del fuego puro que alivia la tierra.
Por eso vivirán a pesar de la amnesia,
aunque en otras épocas los quieran reemplazar,
surcando con presteza mares y tierras,
dejando en pie sus ideales para la posteridad.
Libertadores de todos los pueblos,
pugnaron la caída de la opresión y el desconsuelo
dicen que bien merecido se han ganado el cielo
donde permanecen los justos en alma y cuerpo.
Esas balas fugaces que dieron en el blanco,
hoy sabemos que no se desperdiciaron,
fueron hechos de una grandeza inconmensurable
que ahora contamos los bardos tejiendo versos.
Sin dejarse intimidar por los amos y sus séquitos,
adoradores ingratos de la cerrazón,
las muestras de franca desaprobación se levantaron
cuando ellos contra la paz mundial atentaron.
Nada quisieron concertar con sus hermanos
porque su egoísmo atorrante los cegaba,
nadie se atrevió a enfrentarlos sin miedo
hasta que los libertadores por fin quisieron.
No pudieron volver a callarlos ni mancillarlos,
ni por lo perdido, ni por lo que les quitaron,
ya no estaban solos, tenían de su lado
a los campesinos, a los obreros, a los despojados,
hombres de una sola pieza que jamás lloraron.
Se unieron tras el poder de un mismo sueño,
el salir airosos de las injusticias humanas
y a la vez gritaron su descontento
contra la avaricia de los caciques y su fuero.
Cantaron con la ilusión de todos alimentada,
ellos pelearon para abolir a los esclavos,
sumaron con valor sus voluntades
y reclamaron a los cuatro vientos
nuestra herencia como seres humanos.
lunes, 21 de diciembre de 2009
LA VEHEMENCIA DE LOS SÍMBOLOS
Conjuro febril de mortal afrenta,
hordas de espíritus amortajados
entre las páginas amarillentas
de antiquísimos libros cerrados.
Adagio del crepúsculo milenario,
estigma silente de rabia resguardada,
obstinada luz que cierra los párpados,
ofuscando las conspiraciones desatadas.
Edades insepultas de pagano rictus,
a la solícita memoria dan la espalda,
sostenidas en el incipiente limbo,
carentes de utopías y esperanzas.
Al clausurar los dioses sus designios,
como signo de la furia anestesiada,
dormirá la vehemencia de los símbolos
en el culto que develan sus entrañas.
sábado, 21 de noviembre de 2009
NO VOLVERÉ A LLAMAR
No volveré a llamar
a quienes desobedecen
sin misericordia ni humildad
los mandatos del Señor.
No dejaré volar mi mente
que aviesa se fuga pidiendo
una ayuda bastante menor.
No intentaré perderme en sus sombras,
maltrechos reflejos de su ser;
acabaré olvidando que fui niño
que en la envidia padeció.
No volveré a caer en sus redes,
pescadores inauditos de lo banal;
caminaré despacio, desoyendo mitos
que concluyan en pura desolación.
Qué es la vida, sino ayudar a los demás,
el darles techo, comida y razón,
que no son sinsentidos del azar;
es la lógica difusa donde el orden
encuentra claro parangón.
Llano en llamas desde el interior,
cubre alas temerosas en tropel
colinas arriba del nivel del mar;
el viento ilumina alguna especie;
sólo a los que entienden del amor.
No es malsano, superficial o instigador,
esa fuerza indecible que nos mueve
a los umbrales de un alcázar
de marquesinas doradas,
sobre los pilares
de todo ayer.
jueves, 22 de octubre de 2009
NOSTALGIA DE UNA LLAMA
Donde nos asumimos inaprensibles gradualmente,
el alma quebrada repite su nombre y lo musita,
anidamos un invierno que no es efímero huésped,
está allí, renace y reverbera la melancolía,
con el temor de aquellos a un paso de perderse.
Convive en el fuego el amor del ser que se devela,
perturba un recuerdo abismal como hábito oculto,
rozan las palabras el segundo en que se queman,
y desde el lugar aciago donde yacen en desuso,
las noches crepitan dentro de un tiempo en espera.
Navega nublado el semblante a punto de fenecer,
caminas por las calles con arrebato de ternura,
encarnado crece en la ciudad un aliento de mujer,
y ante el deseo de inmovilizar lo que se fuga,
se prolonga en el centro de un amanecer.
Hay suspiros en la nostalgia de una llama,
sobre el oscuro estupor que me ha invadido,
irrumpe su furor insensato de huir transformada,
y en tardes perdidas que no tienen otro sentido,
se contrae en el borde brumoso de la añoranza.